19 de enero de 2012

Cruces por un conflicto de hace meses: La seguridad en edificios públicos

En el día de hoy, se sucedieron cruces por el caso de los barras bravas que ingresaron armados en el Hospital Santojanni para "vengar" a un compañero suyo asesinado a golpes. Es por la cuestión de la seguridad en edificios públicos.

Desde el año pasado, existe una disputa por la decisión que tomó Nilda Garré al asumir el Ministerio de Seguridad de utilizar a la Policía Federal para patrullar las calles en zonas riesgosas.

En abril del 2011, la Federal dejó, previo aviso al Ministerio de Seguridad porteño, de custodiar los edificios públicos de la Ciudad de Buenos Aires, dejando dicha competencia a la Policía Metropolitana.

De inmediato, el Gobierno porteño indicó que no podía hacerse cargo de la custodia de hospitales y oficinas administrativas por falta de personal. Luego, alegaron falta de experiencia en los agentes que tendrían que destinar.

Durante esos momentos, se organizaron sesiones especiales en la Legislatura para que Guillermo Montenegro respondiera consultas sobre sus anuncios, y se le endilgó que haya decidido utilizar seguridad privada para custodiar las dependencias públicas en vez de reubicar oficiales de la Metropolitana.

En ese momento, el Ministro indicó que "hoy en día la policía Metropolitana no tiene la capacidad para cuidar hospitales y edificios públicos”.

“No estoy criticando la política de [la ministra de Seguridad, Nilda] Garré y coincidimos en varias políticas”, agregó, pero dijo: “Yo personalmente no estoy de acuerdo con que la policía preste servicios adicionales”, considerando como "adicional" la guardia en hospitales y dependencias administrativas.

Ante ello, la ministra Garré dijo en un discurso que "el Gobierno de la Ciudad puede asumir perfectamente la custodia de los edificios públicos. Ellos tienen una Policía Metropolitana con unos 2 mil hombres con un entrenamiento importante, de los cuales unos 800 proceden de la Policía Federal, así que tienen experiencia".

“La Policía Metropolitana estableció que no pueden hacer horas extras, en un intento de proteger al personal policial, porque son tareas que ya tienen un estrés adicional a otros tipos de trabajo. Pero quieren que nosotros le hagamos adicionales a ellos. Es un poquito, en fin, de avivada", había agregado.

El asunto no había llegado a ningún fin, la seguridad privada se mantuvo y se caratuló al conflicto como un intento de denostar al gobierno porteño antes de que comenzara la campaña electoral por las elecciones 2011.

Ahora bien, 8 meses después, ¿acaso la Policía Metropolitana no tiene efectivos para custodiar estas dependencias? Desde su puesta en función (5 de febrero de 2010) hasta el 2011, habían entrenado y/o contratado a 2000 agentes, por lo que se puede suponer que han incrementado la cantidad de oficiales con la que cuentan.

Es más, el lanzamiento de la Metropolitana fue retrasado porque el Gobierno porteño tenía una deuda de 36 millones de pesos con la Policía Federal, a la cual le habían pedido 1700 agentes para custodiar las dependencias públicas (es decir, asumían la responsabilidad de la custodia, pero al no contar con oficiales antes del 2010, utilizaban policías federales).

Entonces, hoy en día, ¿puede la Policía Metropolitana custodiar, al menos, los hospitales? Se trata de la salud, uno de los servicios primordiales en una gestión, y no se encuentra garantizada de manera evidente. ¿Pueden dejar 50 oficiales custodiando la peatonal Florida y enviar 100 a vigilar, aunque sea, los centros de salud que se encuentran en zonas de riesgo?

Los tiempos de elecciones ya pasaron, no es tiempo de chicanas políticas. El Gobierno porteño debe asumir que su fuerza de seguridad fue creada para estos fines, y a partir de ahí trabajar con la Nación para poder realmente dar un servicio esencial a la población. Pasó un año, las cosas cambiaron, pero los problemas no...

18 de enero de 2012

Y, al final, el ajuste no sirvió para nada

En el día de ayer, nos enteramos de una noticia que será grave para la economía global y la local: la agencia Fitch indicaba que Grecia no podría cumplir sus compromisos financieros para marzo, por lo que entraría en default.

El tema nos toca de forma evidente: una crisis global solo conduce al deterioro económico de todos los países, pero a lo que me voy a referir es, más bien, a cómo esto fue tan solo una consecuencia anunciada desde hace tiempo.

Es curioso que Fitch, como otras calificadoras de riesgo, rechazaran la intervención de la Unión Europea en el mercado bancario para reducir la deuda del país helénico de forma voluntaria (léase, un semi-default acordado con Grecia del 50%) y que, al mismo tiempo, apoyaran las medidas de ajuste que violentamente dañan la economía de naciones que se encuentran en ésta situación de deuda soberana.

Es decir, estas agencias parecen oponerse a cualquier tipo de remedio para las economías endeudadas, y encima ahora vienen a decir que, de todos modos, Grecia entrará en default. Ahora, ¿cómo no previnieron esto hace años? ¿La deuda griega se redujo y, de todos modos entrarán en default? ¿Y si no hubiera habido quita voluntaria de deuda?

Este “chistesito” (pues reír es lo único que queda ante estas circunstancias) termina por demostrar que, en verdad, la solución al asunto era siempre rehusarse a pagar. El argumento en contra de esta medida era que, si en 2008 Grecia, España e Irlanda entraban en default, habría crisis global. Pero yo me pregunto, ¿entonces lo del 2008, 2009 y 2011 qué fue? ¿El otoño de la economía?

Europa tiene más de 20 millones de desempleados, la ayuda estatal se ve recortada por los constantes ajustes y parece que los que ganan, al final, siguen siendo los mismos. No se discute quitar intereses a la deuda, no se discute un plan de reactivación económica. Lo único de lo que se habla es de cómo se recorta el presupuesto para que el dinero de los griegos, españoles, italianos e irlandeses vayan a los bancos de Francia y Alemania.

Es inclusive más ofensivo enterarse de la letra chica que algunos de los rescates a Grecia tenían: no solo instaban al país a ajustar para recibirlos, sino que los forzaban a hacer compras ridículas, como destinar millones de euros a aviones militares hechos en Alemania.

Es sorprendente el nivel de colonialismo económico al que se ha llegado en Europa, y que ahora sus viejos aliados (las calificadoras de riesgo que tanto ruido hicieron por el default argentino y las renegociaciones de deuda de los últimos 8 años) se vuelvan en su contra, demostrando que la única solución estuvo siempre en frente suyo.

Ante esto pregunto, cómo un pueblo tan culto (presuntamente, a partir ahora habrá que poner comillas a todo se ve) pueda ser tan políticamente necio. En Italia aplauden que el nuevo Primer Minstro, el tecnócrata Mario Monti, haya renunciado a su sueldo. Pero nada dicen al ver que, al mismo tiempo, llena su gabinete de banqueros y magnates financieros que son los que más ventaja toman de esta situación.

Para ponerlo bien claro: ¿quién se creen que compra los servicios que los estados privatizan? ¿Quiénes son los inversores par excellence si no son los corredores de bolsa y los banqueros, las personas que aún tienen dinero? Capaz debería reformular mi título y poner “sirvió a las personas que se benefician con los ajustes, pues reciben el dinero que se recorta a través de los bonos y las deudas de los países en crisis”.


Italia ha privatizado hasta las visitas guiadas del Coliseo, pero por lo menos su Primer Ministro no cobra un sueldo de 60 mil euros al mes. ¡Ey! ¡Ya los veo saliendo del momento difícil, ragazzi!

Esta inocencia política la vemos presente también en España, donde, por algún motivo, el pueblo pensó que la derecha (representada por el Partido Popular, de Mariano Rajoy) iba a ajustar menos que el “socialismo” del PSOE (!!!!). También en el movimiento de indignados, que bien ha servido para alzar la conciencia sobre los problemas de la juventud y las consecuencias de los recortes presupuestarios, pero no se ha canalizado en ningún tipo de propuesta política que, al menos, pida que se tomen distintas medidas.

Los reclamos siguen siendo reducir los costos de la política, ajustar otras cosas, pero seguir ajustando. ¿De dónde saldrá el gobierno que se de cuenta que el gasto público es, en verdad, una fuertísima inversión económica, que es insertar dinero en los mercados moribundos que generan más desempleo? ¿De dónde saldrá el gobierno que indique que, si no hay dinero, es el sector privado el que tiene que aportar, por un motivo ideológico o, si piensa distinto, por su propio bienestar económico?


Resulta, entonces, que los ajustes no sirvieron para nada, que el default bien puede ser una realidad y que no proviene de una conciencia de lucha, sino de una circunstancia financiera. Cómo evolucionará la situación, no lo sabemos, pero esperemos que traiga un poco de luz en el oscurantismo económico que hoy recorre Europa.