3 de junio de 2011

Tomate una (Coca) y olvidate!

“Basado en un estudio realizado en el 2010 sobre la situación actual del mundo”… bueno está bien, si vos lo decís, te escucho. Pero ya empieza mal; muy mal. Primera imagen: grupo de niños en un salón con un hombre tocando la guitarra y música en un tono paradisíaco. A la cuenta de 1, 2,3, VA! Arrancan a cantar y de repente todo es alegría y amor en el mundo de lo magnífico y sublime!

Imagínense que después de ver el primer relato “por cada tanque que se fabrica en el mundo, se fabrican 131 mil peluches” la alegría y el amor no eran precisamente las cosas que salían de mi boca aunque por un momento pensé “esto debe llegar a algún lugar, vamos a darle tiempo”.

Una vez más, el mundo de la publicidad se encargó expresamente de hacerme quedar como un tarado. Realmente no se me ocurre una relación directa entre la caída de la bolsa y las versiones que pueda y debe haber de “What a wonderful world”. Algo que sí sé es que, sí la crisis de la bolsa de valores nos afecta a todos, ¿cómo vamos a hacer para escuchar las versiones de la canción si no tenemos acceso al tema? ¿Será el mundo como lo canta Louis Armstrong, así de maravilloso y sano? Mmm… déjamelo pensar dos veces… y claro seguro que sí: va a ser un mundo sin desigualdades porque todos sea como sea, a través de la radio o compu o tele, vamos a escuchar las 3934343843834 versiones de Que Mundo Maravilloso y así todos vamos a levantarnos y reproducir nuestra vida diaria de forma rutinaria, porque somos felices pero no tenemos acceso a agua corriente!

Solo me falta decir “Me Encanta esta propaganda” y corroboro que McDonalds me alieno totalmente (el cual merece un capítulo muy aparte). Pasamos al siguiente cuadro: hay más de ocho mil personas donando sangre por cada persona corrupta. Reflexión: hay una persona corrupta esperando chupar la sangre digna de esas ocho mil personas que donan y ustedes saben para qué? Bueno si no saben yo se los digo, se toma unas lindas vacaciones en el Caribe con Yabrán, Bin Laden y sus nietos, y como no podía faltar… Carlos Menem… ah casi me olvidaba de Grondona!

De repente nos encontramos con un muro y 200 mil alfombritas que dicen “Bienvenido”. Un día Juancito decidió cruzar ese muro con 200 mil alfombritas apiladas, entonces cuando llegó a la cima y podía cruzar al otro lado, dos ametralladoras lo apuntaron y le dijeron “disculpe señor, tenemos un arma nuclear, debe retirarse” frente a lo cual el pobre Juancito respondió “pero yo conozco a 200 mil mamás que hicieron tortas!”. Por ahora no tenemos indicios del paradero de Juancito y en cuanto a las mamás, creo que siguen haciendo tortas… o quizás solo quedaron las tortas.

Pero imaginen esta historia. Me impregnó mucho esta frase de que hay más billetes de Monopoly que Dólares. Fui al banco y dije que quería hacer un plazo fijo. Le mostré mis billetes y el guardia de seguridad salió invicto; de cinco patadas me encajo cinco ya saben dónde y mis billetes del Monopoly adentro de eso que ustedes imaginan… e imaginan muy bien!

Bueno cerrando un poco, me queda agregar un detalle. La verdad no sé si lo han notado pero al parecer Coca-Cola le da un lugar muy importante a la diversidad cultural y humana. Vean cómo está conformado el grupo de niños (parecen elegidos por Noe para conformar su arca). Hay de todo tipo y es una imagen hermosa, no? Es una lástima que los que se jactan de fomentarla sean los mismos que tienen empresas con trabajo infantil en zonas desprotegidas y débiles y los mismos que despiden trabajadores cuando piden “mejores condiciones laborales”.

Pero nada de eso importa mientras podamos repartir 131 mil peluches, escuchemos Que Mundo Maravilloso, donemos sangre, pongamos alfombritas con la insignia “Bienvenido” y juguemos al Monopoly; no le demos bola a los misiles, a los muros, a la explotación y a las armas, todo se va a solucionar compartiendo una Coca-Cola.

1 de junio de 2011

¡Por la revolución y el Metro Bus!


Ayer, salió el Metrobús. Se trata de un moderno y revolucionario método de transporte que viene a cambiar la vida de todos los argentinos por presentar visibles mejoras en el tiempo de translación.
Su mecanismo de última generación consiste en una pista recubierta con un color grisáceo, que marca la división vehicular en la Avenida Juan B. Justo.
Además, cuenta con paradas transformadoras que presentan características como protección para la lluvia, cordón amarillo (para cuidar a nuestros niños de cualquier accidente), barandas, espacio para publicidad, y otros espacios de comodidad.
Finalmente llegamos al móvil en el que, efectivamente, nos desplazaremos a nuestro ansiado destino. Se trata de dos complejas conjunciones de distintos metales con cómodos asientos (denominadas coloquialmente “colectivo” o a veces “bondi”, por los más audaces) que, posadas sobre cuatro ruedas cada una, alcanzaría los 24 kilómetros de velocidad promedio y tardaría 22 minutos menos (¡sí señola!) en realizar el trayecto Liniers-Palermo.
Ayer vimos que con 100 millones de pesos (sí, cien de tu bolsillito) se compra un lindo acto de campaña para una fórmula de reelección poniéndole techo a las paradas, diciéndole estaciones y dando un carril exclusivo para un colectivo.

30 de mayo de 2011

Somos

Somos 2, 4, 6, (pero ni 7 ni 8 ni Clarín), muchas y pocas personas al mismo tiempo. Somos los que queremos encarnar una idea: transmitir aquellas opiniones que, a veces, son descartadas por el “sentido común”. Si en oposición a la indiferencia cotidiana nace este proyecto, nos hacemos cargo del compromiso que conlleva. Es una herramienta de comunicación y, como tal, tiene un propósito. Pero no sería intrigante si nos pusiéramos a detallar qué es exactamente aquello a lo cual apuntamos; eso queda a merced del lector. Es probable que las palabras tomen otro color y diferentes matices si se tienen en cuenta situaciones particulares, fuera de toda generalización, es decir, que tengan diferentes significados cuando se las analice en contextos diversos.
Tabú es, precisamente, algo que se descarta sin un fundamento netamente racional, es algo que se descarta y ya. Bueno, ¿por qué? No es casual que haya fenómenos que no se expliquen o intereses que sean oscurecidos y ocultados cuando se trata de mostrar la realidad. Aquellos con opiniones divergentes y podríamos decir “subalternas”, en su oposición a las hegemónicas, son un tabú, expresado no en acciones, pero sí en prácticas intelectuales o simbólicas. Ahí donde el lenguaje está presente está, a la vez, ausente y donde su significado cobra una connotación particular, cercena otras posibles. Su engaño consiste en su unilateralidad y nuestra sumisión a la falta de perspectiva. Brindar diferentes puntos de vista, no solo ideológicos, sino también sociales, será una de nuestras principales certezas y la forma de llevarlo a cabo, nuestra duda más inquietante.
Estamos confiados en poder llevar a cabo un proyecto que, según lo descripto, se muestra ambicioso. Para eso creemos en el humor como herramienta útil para la crítica, sin dejar de lado un contenido profundo y fino, y van a ver mucho de eso acá. Muchas veces se dice que el humor contiene cierto grado de verdad, y es que el humor es ni más ni menos que la parodia de la verdad, ya esté teatralizada o dramatizada. Sin embargo no dejará de ser contundente o, si se quiere, legítimo. A lo que trata de ser ocultado hay que echarle luz y, así, desarraigar viejos tabúes y desafiar lo prohibido, siendo ello nuestra tarea de aquí en adelante; lo que nadie dice, nosotros lo queremos gritar con altoparlantes, pero está usted avisado:
Estimado Lector:
No espere que nos callemos o tengamos opiniones cómodas, seguramente lo que digamos le va a molestar o le va a parecer extraño, pero ese es el principio de toda discusión. Asumimos los riesgos intelectuales si ello sucede, a costas de creer que no podemos quedarnos sentados, y menos, mirando la televisión.
Atte. Politburó de Opiniones Tabú