17 de junio de 2011

¿Punteros políticos?: Puertas, ventanas e incidentes

El miércoles 15 de junio, en el normal 7°, una puerta cayó sobre una chica, causándole moretones y heridas superficiales. Lo que encuentro de poca utilidad decir es que se encuentra fuera de peligro. Pero, ¿Quién sería tan ingenuo de argumentar “no paso a mayores” cuando estamos hablando de la seguridad de un ser humano? ¿Y qué si nos pasa a nosotros? Puertas, ventanas e incidentes (sí, leyeron bien, no fue un accidente); todo se iguala y parece significar lo mismo.

En el 2010, los reclamos estudiantiles asumieron un rol importante en el devenir de la educación. La solidaridad entre estudiantes se extendió no solo a nivel secundario, sino también en las universidades.

Aunque en Disneylandia, o más comúnmente denominado el maravilloso mundo del ahogamiento presupuestario y de la desinversión pública, todo parece ser una sorpresa. Pero acá la espontaneidad no existe, las puertas no se abren y cierran solas, y menos se caen, y las ventanas no se quejan del frío como ocurre en las fantasías cinematográficas.

El edificio es único en Latinoamérica” aseguraba el jefe de Gabinete del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Diego Fernández. Lo más triste es que tienen razón: es innovador, los ascensores no andan, claramente para fomentar la actividad física y las estufas tampoco, para ahorrar gas y contribuir así a un consumo más ecológico.

Sin embargo, cuando las protestas se ampliaron a nivel nacional o por lo menos provincial, denunciamos el trabajo de los “punteros políticos”, aquellas personas que organizan movimientos para desprestigiar gestiones, en este caso eran K contra Macristas.

“¿Por qué se quejan ahora y no se quejaron antes? Acá hay mucho trabajo de punteros” eran las explicaciones de las opiniones de derecha, incluyendo al mismo jefe de Gobierno. Y ahora vemos las consecuencias de que las puertas tengan vida, que sean objetos animados por su propia decadencia y dejadez.

Teorías conspirativas, enfrentamientos de modelos políticos, cualquier cosa menos el verdadero estado de las escuelas fueron las publicaciones de los multimedios masivos. Y ahora, gracias a una fuerza superior que prefiero llamar azar antes que dios, no tenemos que lamentar una víctima.

¿Cómo se le enseña a un alumno a defender sus derechos cuando no se los garantizan dentro de un aula? ¿Cómo se aprende a no tener que soportar condiciones de explotación cuando él mismo está soportando la carencia de elementos imprescindibles para estudiar? ¿Es la resignación condición para la vida, o puede haber algo más? El debate entonces, ya se encuadra en ese marco. 

El acostumbramiento deriva a la larga en indiferencia, y más aún a evitar la pregunta que propone un pensamiento realmente crítico: ¿Las cosas SON así o ESTÁN así? El lector será dueño de su pensamiento y esclavo de sus palabras, pero los hechos hablan por sí solos.

13 de junio de 2011

“Paleeeermo, Paleeeermo” y el "aguante": Otra forma de pensar y actuar

Ayer se despidió un grande. Eso no lo puedo discutir yo, no lo puede discutir San Filippo, no creo que nadie pueda oponerse a eso. 5º goleador histórico, cuando entre amigos decimos siempre “el fútbol era distinto en los ‘30”. Bueno, acá no hay excusas.

No quiero entrar a discutir si es mejor o peor delantero, pero sí quiero reflexionar sobre la gran adhesión que tuvo Martín Palermo hacia el final de su carrera. Inclusive, marcar que fue un fenómeno que excedió a Boca.

¿Qué hace que el “Loco” sea tan querido? ¿Cómo se lo bancó en momentos duros? Creo que la respuesta nos va a marcar una conducta interesante para ver; porque a Martín se lo bancó como un todo, y no por particularidades.

Son sus 227 goles, son sus actitudes de buscar siempre (genera simpatía por su apariencia, por sus movimientos, y falsa falta de calidad futbolística), fueron sus locuras las que despertaron el amor en la gente, bosteros y no.

No fueron sus peleas dentro del plantel, no fueron sus sequías, no fueron esos partidos en los que no aportó absolutamente nada, no fue su aparente apoyo a las barras bravas… nada de eso pareció influir en la “decisión” (generalmente inconsciente) de admirar a este delantero, y aquí hay que preguntarse ¿por qué?

Es obvio que lo que mencione dos párrafos antes pesa más que todos estos hechos, y sin embargo hubo momentos en los que realmente daban ganas de matar a este ídolo rubio. Pasaron esos encuentros en los que uno decía “bueno, ya está, no puede correr ni mete goles, denle más chances a los pibes”, y sin embargo siempre lo bancábamos (los de Boca, al menos).

Esto responde a una forma de actuar en la que impera la construcción del todo y no la calificación por particularidades. Más bien, no son aquellas cosas negativas (grandes o pequeñas) las que priman sobre las positivas (grandes o pequeñas); y esto nos tiene que llevar a reflexionar ya que, en muchos casos, rechazamos muchas ideas y hechos de la manera inversa en la que apoyamos a Palermo.

¿Vale más el todo (conjugando todos los eventos) que las fracciones negativas, en el caso de Palermo? ¿Y por qué no en política entonces? ¿Por qué no apoyar ideas y/o partidos que tienen sus defectos, pero cuyo “todo” reconocemos como positivo?

Algo que valoro de lo que pasó con Martín es que se dio la manera más “popular” de criticar esta especie de “puritanismo” político que prima todavía en la sociedad, en jóvenes, adultos y ancianos.

No es sugerir la resignación lo que hago, pero sí reflexionar que hay veces que ciertos pasos son necesarios. Palermo no hubiese llegado a 227 goles si no hubiese jugado todos los partidos que jugó, no hubiese sido lo que es sin esos partidos donde uno sentía que restaba. Muchas son las cosas que construyen un ídolo, un proyecto político, una canción, una letra, todo. Es un buen momento para comenzar a cuestionarnos si todo tiene que ser “puro” (¿qué es ser puro?).