26 de abril de 2012

Desentrañando el aumento en la yerba





Desde hace semanas, se discute en la Argentina el tema del fuerte incremento que hubo en el precio de la yerba, y el ocasional faltante en varios comercios del país. Aquí van algunos datos para no hablar sin saber.

El productor de la hoja de yerba, gente sin ganancias extraordinarias y generalmente humilde, cobraba hasta este año $ 0,90 por kilo de hoja, lo cual le dejaba una marginal ganancia de subsistencia. Siendo que su rol es fundamental en la cadena de producción, cualquier modificación en sus ingresos genera un desfasaje en toda la cadena productiva.

El aumento acordado con la Secretaría de Comercio Interior para la hoja de yerba permitió que llegue a los $ 1,40, en total un 55,5%, que sintió en la cadena de producción.

En el proceso de llevar la hoja a nuestro mate, se la debe primero enviar a secaderos para luego procesarla. El producto de ese proceso se conoce como yerba mate canchada y cuesta con el aumento $ 5,7 el kilo (antes, 3,30 pesos, por lo que aumentó un 72,7%) . De allí, tenemos la primera diferencia. Es evidente que quienes están a cargo de este proceso absorbieron casi un 20% del aumento de precios en forma de ganancias (además de las que ya tenían).

Además, si a esto le sumamos el Impuesto al Valor Agregado (IVA), vemos que los precios finales se incrementan en un 21% y quedan de la siguiente manera: Yerba mate, $ 1,70; y Yerba mate canchada $ 6,90.

Las cifras devienen de los siguientes cálculos. Para la hoja de yerba: $0.90 x 56% = $1.40 + IVA al 21% = $ 1,70 final; y para la yerba canchada: $3.30 x 73% = $5.70 + IVA al 21% = $ 6,90 final.

De esta forma, los aumentos a los precios finales son mayores. Se trata de 89% para la hoja verde, del cual 33% es para el Estado;  y 109% para el secadero, del cual el 36% se recauda en impuestos.

La etapa de las procesadoras y el negocio de los supermercados

Esa yerba seca es luego llevada a las grandes empresas procesadoras, que se encargan de cortar la hoja y estacionarla por 9 meses. El precio final en góndola, para la mayoría de las marcas premium (de consumo masivo hasta hace un mes) ronda los 22 pesos, cuando antes se encontraba en 11 pesos.

Esto compone un aumento del 100% (y más, dependiendo de la marca). Se trata de una toma de ganancias en 28% por parte de estas grandes empresas, con beneficios muy superiores a cualquier secadero o productor.

Sin embargo, lo que no se dice es que la yerba que actualmente se vende en los comercios no corresponde a la comercializada bajo las nuevas tarifas, por lo que se intenta sacar 11 pesos más por un paquete producido con la yerba mate canchada a $ 3,30.

Mucho menos se justifica los incrementos especulativos que realizaron algunos supermercados al decidir vender la yerba a 40 pesos, o al limitar la cantidad de paquetes que cada cliente puede tomar. Esta medida es lisa y llanamente ilegal.

¿Cómo podrían ser menores los precios?

Fácil, si el incremento a la yerba canchada fue del 72% (con toma de ganancias de quienes realizan el proceso del secado), las procesadoras no tienen derecho alguno a reclamar un incremento del 28%  para sí mismas. Esto debe ser regulado por el Estado, que no debe permitir rentas extraordinarias a empresas que viven del trabajo de pequeños productores.

Asimismo, una segunda posibilidad (no contradictoria con la primera) que puede evaluar el Gobierno Nacional es la de subsidiar el precio de la yerba con los nuevos ingresos que trae el IVA (impuesto liberal-regresivo de por sí criticable).

Vale recordar que en el comienzo de este conflicto, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, tuvo una disputa con los productores de la hoja y con el gobernador de Misiones, Fabián Closs, para que los precios no se incrementen. Si el Gobierno estaba dispuesto a seguir recaudando por los precios anteriores, también podría relegar sus nuevos ingresos.

Como dijimos, tanto en la yerba canchada como en la hoja verde hubo aumentos que rondan el 35% en la recaudación. En cuanto al que se cobra a los supermercados por el paquete de yerba, también representa un 21% de incremento. El Estado podría destinar un porcentaje de esa nueva recaudación para bajar el precio en góndola del insumo.

Conclusión: Defensa de los productores

Consideramos que se debe defender a los productores de la hoja. Son los principales perjudicados por nuestra tacañería, que genera impacto político a la hora de aumentar precios. Lo cierto es que podemos pagar un poco más por la yerba, y ha quedado demostrado que se puede reducir el precio de la misma. Este incremento significa un cambio significativo en su vida y la de los trabajadores del sector, en mucho caso arrendatarios. Creemos que es el Estado el que debe buscar las formas de regular las ganancias empresariales y los ingresos del impuesto regresivo al valor agregado para buscar mantener el precio del paquete de yerba a un nivel accesible.

De esta manera, nos despedimos, esperando haber podido arrojar luz sobre este asunto.


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